lunes, 30 de septiembre de 2013

Soy

Soy perfectamente capaz de contradecirme, de renegar de cualquier idea que ayer defendí…
Soy capaz de olvidarme de todo cuanto amo…
Soy capaz de ser tan distinta de mí que ni mi reflejo se corresponda conmigo…
Soy capaz de renacer una y otra vez…
Soy capaz de emplear mi vida entera en la búsqueda de un absurdo sueño…
Puedo nadar contra corriente…mis brazos son fuertes…
Soy versátil e inconstante…variable y cambiante…
La soledad me resulta agradable…
Me aterra la oscuridad…lo perenne y lo que me encadena…
Me asustan las raíces en la tierra…
La dependencia…
Hace tiempo que no me recreo en el recuerdo de días que en otro tiempo viví…

Soy yo, y a la vez, la negación de mí…

viernes, 27 de septiembre de 2013

Leyenda (capítulo final)

El miedo había desaparecido por completo, dejando paso a una sensación de tristeza y compasión por aquellos dos seres tan desgraciados. Estaba absolutamente impresionada con aquella trágica historia.
Sin embargo, de pronto fui consciente de un detalle que hasta ese momento se me había pasado por alto. Me giré hacia Gael y le pregunté:
- ¿Cómo sabes todo eso?
Me miró a los ojos y durante unos instantes no dijo nada.
- Porque soy él - respondió al fin.
Instintivamente me retiré hacia atrás. Quise salir de allí, pero mis piernas no me respondieron, y apoyé la espalda en la pared para no caerme.
Gael, en silencio, levantó una tabla del suelo, y extrajo de su interior una estaca de madera. Se dirigió hacia mí con ella en la mano.
- Por favor- me suplicó mientras me la tendía.
- No…no puedo…no…- balbuceé.
- Por favor…
- Quiero ayudarte, pero no puedo clavarte una estaca…no puedo…
- Te lo suplico…por favor…
Él mismo situó la afilada punta a la altura de su corazón, y con cautela cogió mi mano, situándola en el otro extremo.
- Sólo tienes que apretar con fuerza, un único golpe seco y nos liberarás.
Mi cuerpo temblaba descontroladamente, y un sudor frío me envolvió.
“No puedo”, pensé mientras tragaba saliva y luchaba para no desmayarme.
- Por favor….- su súplica desgarró mi alma.
Cerré los ojos, y con todas mis fuerzas apreté aquel trozo de madera, hundiéndolo en su pecho.
Se desplomó en el suelo, muerto.
Pasaron los minutos, y como no sucedía nada, se me ocurrió si no habría sido presa de la mente de un lunático, y acababa de matar a una persona. En cuanto aquel pensamiento tomó forma se apoderó de mí una gran desesperación.
- ¡He matado a un hombre! – grité arrodillándome junto a él, que permanecía inerte-. ¡Lo he matado!
Me levanté sujetándome la cabeza con las manos, presa del pánico, sin poder apartar la vista de aquel cuerpo que yacía en el suelo, muerto por mi culpa.
Entonces me pareció percibir un leve movimiento en sus párpados. Pensé que mi mente me estaba traicionando y me agaché para observarlo más de cerca. Cuando mi cara estaba bastante cerca de la suya, sus ojos se abrieron de repente, y tan bruscamente me retiré, que perdí el equilibrio y caí de espaldas.
En dos segundos Gael estaba de pie ante mí, y comprobé que todo él había cambiado. Era el mismo, pero al tiempo no lo era. Su piel se había tornado blanca como la cera, y parecía más alto y más robusto. Se había retirado la estaca del pecho y sólo un roto en la camisa mostraba que hacía un segundo había estado clavada en su pecho. Lo único que evitó que no gritara fue que me sonreía mientras me tendía su mano para ayudarme a levantarme. La sujeté. Estaba fría como el mármol.
- Gracias – me dijo, y su rostro resplandecía de felicidad.
- De nada- respondí con un hilo de voz.
- Jamás te olvidaré.
- Te aseguro que yo a ti tampoco.

Un instante después ya no estaba allí. Observé por la ventana y los vi juntos sobre el mismo tejado al que había subido Mira al principio de aquella mágica noche, abrazados como si quisieran convertirse en un único ser. Apenas tuve tiempo de sonreír antes de que desaparecieran. 

martes, 24 de septiembre de 2013

A veces ocurre...

A veces, sin esperarlo, vemos la parte oscura de las cosas…
Sin buscarlo ni haberlo sospechado antes nos hallamos en el lado equivocado de la luna…
Asusta…
Un paso en falso puede conducirnos al abismo, una ráfaga de viento puede arrebatarnos el mapa de las manos...
El suelo bajo nuestros pies se resquebraja, y las certezas que nos pertenecían hasta entonces huyen por una ventana que surge de la nada…
Puede llegar un día gris de aire viciado, una mañana espesa y húmeda…
De vez en cuando ocurre…en medio de la primavera un día de tiniebla…
Pero solo hay que vivirlo…solo hay que dejar que pase, sin interrumpirlo…que siga su camino…

No es más que un día, no hay peligro…

sábado, 21 de septiembre de 2013

Cuando suceda

Y no repetiré lo que ya dije ayer, y no seré la misma cuando el sol salga de nuevo, pues será evidente que algo esencialmente distinto ha sucedido…
Prometo que el cambio será sustancial…
Me desintoxicaré de aquello que cierra mis poros, me aislaré para impedir que alguna perturbación externa trunque mi propósito…
Cerraré incluso los ojos, y mis oídos ignorarán los sonidos de fuera…
Renaceré, porque hay otra manera de vivir, y he de encontrarla…
Extirparé el miedo, la duda, y hasta el último vestigio de inseguridad…
Seré sólida y firme…caminaré serena y sonreiré de dentro a fuera…
Porque ese es el camino…de dentro a fuera…
Y cuando haya visitado cada estancia de mi alma, cuando haya por fin abierto todas las ventanas y se haya marchado el asfixiante olor a húmedo...
Cuando sepa por fin quién soy, de verdad y para siempre... seré libre para salir y permitir que entres, pues mi hogar será entonces confortable…pero no hoy...
Hoy hay demasiado polvo sobre los muebles, hoy aún penetran sonidos estridentes por los cristales…hoy podrías entrar en mi alma, y al salir de ella, no volver nunca....

Leyenda (capítulo IV)


Había quedado con Gael a las 11 de la noche, en aquel mismo café. Un intenso nerviosismo había estado atenazando mi estómago toda la tarde, y cuando llegué y le vi sentado en la misma mesa que ocupaba por la mañana, se transformó en una sensación de angustia que por un instante me paralizó.
- ¡Qué puntual!- exclamó sonriendo cuando me senté, de nuevo como aquella mañana, frente a él.
-  Puntual y aterrorizada – respondí esperando que mi comentario le invitara a facilitarme algo más de información acerca de nuestra aventura.
Una sonora carcajada fue todo lo que obtuve.
Media hora más tarde estábamos apostados tras la ventana de una casa en ruinas situada en las afueras del pueblo. Hacía una noche muy fría, y una espesa niebla estaba asentándose lentamente sobre las calles vacías.
Mi corazón latía atropelladamente, golpeando mi pecho con violencia, y Gael debió notarlo, pues con un hilo de voz que apenas era más que un susurro, me advirtió:
- Por favor, no hagas ningún ruido – la expresión de su rostro era suplicante, y su intensa respiración me mostró que también estaba muy nervioso-. Y no apartes la mirada de la calle.
- Pero ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué va a suceder ahora?
- ssshhhhh- replicó, colocando el dedo índice sobre sus labios.
Me rendí y, consciente de que era demasiado tarde para salir corriendo de allí, crucé los dedos y miré de nuevo hacia la calle.
No llevábamos en aquella posición más de diez o quince minutos cuando una figura fantasmagórica con forma de mujer surgió de la oscuridad. Su caminar era tan grácil y vaporoso que parecía deslizarse sin tocar el suelo. Entonces se detuvo, como si dudara qué dirección tomar, y observó a su alrededor, envuelta por la espesa niebla, que le confería un inquietante aspecto siniestro pero atrayente al mismo tiempo. Durante un instante pareció reparar en nosotros, que seguíamos observando tras la ventana, inmóviles como estatuas. En ese momento tuve la certeza de que iba a morir, pero entonces desvió su mirada hacia una vivienda de dos pisos situada al otro lado de la calle, y con un elegante salto alcanzó el tejado y desapareció entre la oscuridad y la niebla tan silenciosamente como había llegado.
- ¿¡Qué ha sido eso!? – pregunté a Gael, presa del pánico.
- Es Mira- respondió, mucho más tranquilo que yo.
- ¿Mira?
- Todas las noches, desde hace 500 años, vaga por estas tierras, en busca de su gran amor, al que una maldición convirtió en humano – de detuvo y emitió un profundo suspiro antes de continuar-. Y a pesar de las leyendas, jamás ha matado a nadie, pues se alimenta de la sangre de animales, al igual que hacía él.
- Pero…- yo estaba a punto de pellizcarme para comprobar que no estaba en medio de un sueño, o de una pesadilla-…si hace 500 años que es humano, ya debería haber muerto hace mucho tiempo…
- Cada vez que muere, vuelve a renacer, una y otra vez.
- ¡Dios mío! – no pude evitar llevarme la mano al pecho-. ¿Pero cómo…? No lo entiendo…- mi mente seguía sin querer aceptar todo aquello.
- Hace 500 años – empezó a relatar Gael- un vampiro primigenio se enamoró de él.
- ¿Qué es un vampiro primigenio?
- Un fundador de la estirpe. Poseen poderes mágicos que no tienen sus descendientes.
- ¿Y que sucedió?
- Que él la rechazó, pues ya estaba enamorado de Mira, al igual que ella de él. Y presa del odio y los celos los condenó a vivir separados eternamente.
- No…
- Él – prosiguió Gael- aunque convertido en humano, recuerda a Mira y su amor por ella, pero no puede hablarle ni decirle quién es, pues ambos morirían. Y ella no deja de buscarlo noche tras noche, en cuanto el último rayo de sol desaparece y hasta que la primera luz de la mañana empieza a iluminar el horizonte.
- Qué triste…y qué cruel…
- Sólo hay un modo de revertir la terrible maldición…
- ¿¡Hay un modo!? – exclamé.
- La mano de una persona de noble corazón debe matarlo. De ese modo él, al morir, regresará a su forma vampírica y podrán volver a reunirse.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Ensayo y error...

Y ver cada segundo cómo pasa…y el siguiente cómo llega…y las horas... irrepetibles todos, únicos y diferentes…y sin embargo iguales...
Y empezar de cero en cada uno, y proponerme lo mismo que ayer, y repetirme “lo conseguiré”, y de nuevo errar...
Y no desesperar...
Volver a empezar…con el mismo afán…segura de poseer las armas adecuadas esta vez...
Y llegar al mismo callejón sin salida, y al cansancio y a los mismos resultados que ayer...
Y analizar cual científico la fórmula, desmenuzar cada variable esperando hallar la desviación que me impide dar con ello...
Ensayo y error…ensayo y error... y la hipótesis empeñada en contradecirme... ensayo y error…
Cortar, medir, predecir, calcular... sin acertar jamás...
En cada ocasión más inexperta, cada momento menos hábil...
Un nuevo intento, el contador a cero... ensayo y error...


Fórmula alterada

Hay que saber reírse de uno mismo para ser feliz”…
Envenenada fórmula de la felicidad, destructiva falacia...
¡Cómo va a ser bueno reírse uno de sí mismo! ¡Cómo va a ser sano exponerse a la burla fácil del prójimo siempre insensible…!
Tener sentido del humor, relativizar los problemas, ser optimista, quererse, valorarse, respetarse, opinar sin miedo, saberse único y perfecto, como perfecto es todo…
Pero reírse uno de sí mismo… ¡qué barbaridad!
¿Qué burrada es esa de divertir al vulgo ninguneándose, resaltando supuestos defectos e imaginarias imperfecciones?
Lo escucho una y otra vez, y en cada ocasión me sobresalto igual: “he aprendido a reírme de mí mismo”. Y quien tal frase afirma parece haber hallado la panacea, el Santo Grial…
Intento comprenderlo… ¿debemos ir por la vida diciendo cosas como: “soy un desastre, parezco el muñeco de Michelín, tengo el pelo como si lo hubiera metido en el enchufe, soy gafe?
Fíjate si soy “guay”, que me río de mí…quizá eso me de carta blanca para reírme también de ti…

¿Que me ría yo de mí…? ¡ríete tú de ti, si es que te aburres!

Versos perdidos

Y en mis manos…regalos para tu piel…
Y en mis ojos…ilusión por verte…
Y en mis labios…refugio para los tuyos…

Y en mis manos…versos…
Y en mis ojos...brillo…
Y en mis labios…besos nuevos…

Y en mis manos…caricias…
Y en mis ojos…calor…
Y en mis labios…palabras de amor…

Y en mis manos…la fuerza para sujetarme a ti…
Y en mis ojos…la luz para buscarte…
Y en mis labios…mi voz, llamándote…

Y en mis manos…tus manos…
Y en mis ojos…tus ojos…

Y en mis labios…tus labios…

sábado, 14 de septiembre de 2013

Leyenda (Capítulo III)

Llegué a Jorspen al día siguiente, a eso de las 10 de la mañana, y me dirigí al pequeño hotel en el que había reservado una habitación por Internet. También a través de Internet había logrado averiguar que Gael Nolan era un periodista y escritor local, aficionado a lo sobrenatural.
- Ahí lo tiene- me indicó el camarero de la cafetería a la que, según me habían informado en el hotel cuando pregunté por él, solía ir en busca de inspiración.
Sentado en una mesa en el rincón más apartado, y abstraído totalmente de lo que sucedía a su alrededor, un chico de unos 30 años, con el pelo revuelto y unas finas gafillas de metal descansando sobre la punta de su nariz, escribía nerviosamente en una desgastada libreta. 
- ¿Gael Nolan? – pregunté cuando estuve ante él.
Alzó la mirada hacia mí, algo aturdido.
- ¿Puedo ayudarte en algo? – me preguntó sin ocultar su malestar por haber sido interrumpido.
- Sí…bueno…- intenté explicarme-. Soy Nora…he leído tu artículo acerca de la leyenda del vampiro…vivo en Nueva York…
- ¿Crees que es una leyenda? – sonrió de medio lado.
- Supongo…
- Entonces ¿Por qué has venido hasta aquí?
- Me has pillado- intenté resultar simpática-. Lo cierto es que me encantaría que fuera real.
- ¿Eres periodista o algo así? – me preguntó mientras me invitada a sentarme con un gesto. Invitación que acepté encantada.
- No, soy escritora.
- Interesante…
- ¿Podrías contarme más sobre esa historia? – me atreví a preguntar, pues el ambiente entre nosotros se había relajado bastante.
Sonrió de nuevo, esta vez maliciosamente.
- ¿Qué sucede? – le pregunté.

- Esta misma noche tendrás la oportunidad de presenciarlo tú misma – respondió con contundencia.
Tardé varios minutos en reponerme del escalofrío que me había recorrido al escuchar sus palabras, mientras él me observaba en silencio, disfrutando sin duda del efecto que habían causado en mí.
- O puedes marcharte si quieres – añadió socarronamente.
- ¡Nada de eso!

viernes, 13 de septiembre de 2013

Naturaleza viva

Y aconteció que un día las flores descubrieron su propia belleza…
Y la luna contempló su reflejo en el mar, y se embrujó a sí misma…
Y los árboles comprendieron su magnificencia, y se aferraron, henchidos de orgullo, a las entrañas de la madre tierra…
Y el océano sintió su inmensidad, y amó con humildad a las vidas que contienen sus aguas…
Y el sol bañó de luz cada rincón del mundo…
Y sucedió también que las estrellas cumplieron todos los deseos que encuentran en su camino…
Y los caballos galoparon libres…
Y los pájaros pudieron extender sus alas…
Y cada vida respetó y fue respetada…
Y los hombres, por fin, al aceptar su pequeñez se hicieron grandes…y pidieron perdón por todo el daño y toda la insensatez…
Y aconteció, (no es una fábula sino que fue verdad), que aprendieron a cuidar su hogar…
…pero pasaron los días y de nuevo volvieron a ensuciar el mar, a llenar el cielo de humo, a pisar las flores del camino, a matar…

Y sucedió, (no es una fábula sino que fue verdad), que convirtieron su única casa en un lugar de ruina y niebla en el que resultaba imposible respirar…

Si pudiera

Si pudiera recuperarte un instante…
Si lograra traerte de vuelta tan sólo un segundo…
Te diría que jamás olvidé aquel momento en que me dijiste “te quiero”, y te respondí “yo a ti más”, y tú, “no, yo más”, y yo “no, yo te quiero más”; y tú insistiendo, “no, yo más”, e insistiendo yo, “que no, que yo más”…
No recuerdo cómo dimos por finalizada tan dulce discusión, pero seguramente nos pusimos de acuerdo con un beso…

Si pudiera volver a sentir aquello tan efímero que entonces parecía eterno… 

Ciudad Encantada

El sonido de las llaves al cerrar la puerta me ha llenado de una inesperada melancolía... Ha sido triste y difícil…bastante más de lo que imaginaba…
Estos días me he reconciliado contigo. Te he descubierto bonita. Me has acogido…
He contemplado tu noche de luces multicolores salpicando los oscuros montes…
Te he visto agazapada en la piedra. Silenciosa…
Bajo tu cielo me he enamorado…
He soñado con versos saltando sobre tus tejados…
He contenido las lágrimas mientras te dejaba atrás, y en un instante he dejado de contenerlas…


La lista de mis deseos (Grégoire Delacourt)

De nuevo un autor masculino escribiendo en primera persona con voz de mujer, de nuevo un impecable retrato de la psicología femenina (bajo mi humilde opinión, por supuesto), y de nuevo un autor francés entre mis lecturas favoritas.
He de decir que el tono general de la novela me ha parecido un poco triste, pero es muy bonita y se pueden extraer interesantes lecciones de ella. Os la recomiendo absolutamente.
Os habréis fijado en que no hago ninguna observación acerca del argumento de las novelas. Es completamente intencionado, pues no quisiera que una mala descripción por mi parte os pueda llevar a una impresión equivocada. Prefiero que cada uno investigue por su cuenta.

Sin más. Feliz finde de lectura!! 

viernes, 6 de septiembre de 2013

Mañana lo dejo (Gilles Legardinier)

Este libro es una pequeña joya que descubrí por casualidad en mi librería favorita, en la que entré hace unos días sin una idea clara acerca de qué comprar, y curioseando por las estanterías (¡me encanta hacerlo!), di con él. Es fresco, dinámico, de lectura fácil, positivo… os lo recomiendo cien por cien. A mí me ha hecho reír mucho. Lo he devorado en una semana, ¡no podía parar de leer!
Gilles Legardinier es un escritor francés para mí desconocido hasta ahora, pero al que seguiré, sin duda.  

jueves, 5 de septiembre de 2013

No más fantasmas...

Y la luz cedió paso a la oscuridad, y de nuevo me encontré ante los fantasmas…pero sin temerlos ya…
Y contemplé mi realidad desde otro prisma, y me miré de nuevo, y me observé con detalle, y me amé…sin remordimiento, sin falsa modestia…sólo amarme…porque soy quien vive en mí, quien se levanta conmigo, quien piensa en mi cabeza, quien sufre y quien goza de mi vida; de modo que soy yo quien debe amarme, no tú.
Y me amo sin pudor y sin castigos, sin flagelarme ni envenenarme…sin enquistarme en espejismos…
Me veo por primera vez y me conozco, y me dedico a cuidarme, y me esfuerzo en encontrar mi rumbo, y vivo mi momento…y me amo como nadie podrá amarme…porque sólo así podré amarte sin miedo…
Porque sólo si me amo creeré merecer que me ames…pero no antes…no puedo presentarme ante ti vestida de culpa…debo ofrecerme limpia, para ser en tu vida luz de aurora…y para que seas en la mía, locura…
No te amaré mientras sepa que puedo dañarte...