martes, 30 de octubre de 2012

Gracias a las palabras...


Soy más de escribir que de hablar. A mis manos no les afecta la torpeza de la cual mi lengua es víctima irremediable. Ante el papel no hay timidez, ni pudor alguno, ni las mejillas se encienden presas del rubor, ni las palabras se atropellan unas a otras, sino que fluyen, y acuden siempre en orden, cada una a su puesto, obedientes, orgullosas de su poder; y a mi no me queda sino agradecerles que vengan cuando las llamo, que transformen el caos de mi mente en frases con algún sentido, que me concedan el don de arrancarte alguna emoción…quizá una sonrisa, o una lágrima furtiva que secas rápidamente con tu mano mientras observas con disimulo alrededor para asegurarte de no haber sido descubierto… sin sospechar que esa emoción que intentas ocultar es lo que da sentido a mi vida…
Discúlpame por las veces que no logré tocar tu alma, y gracias, mil gracias, por las que sí.

lunes, 29 de octubre de 2012

De todo seré capaz


De todo seré capaz, ninguna fuerza doblegará mis piernas ni quebrará mi espalda. No habrá cansancio que pueda detenerme, ni sueño que me haga cerrar los ojos. Ningún recuerdo entristecerá mi espíritu. Ningún obstáculo abrirá grietas en mi ánimo. Nadie apagará mi entusiasmo. Nadie robará mi esperanza…
Nada me impedirá levantarme… ni enfermedad ni vejez podrán vencerme… de todo seré capaz... de todo... si al anochecer, me espera la calidez de tu sonrisa y el refugio de tu abrazo...

domingo, 28 de octubre de 2012

Sensaciones...


Una sensación de pesadumbre oprime mi pecho hoy, una especie de miedo instintivo, premonitorio...no sé por qué he despertado con esta angustia… ¿habré tenido un mal sueño? ¿acaso alguna pesadilla me habrá obligado a vagar esta noche por mundos oscuros?
Miro por la ventana hacia el sol del nuevo día…todo parece ir bien. Desayuno lo mismo de todas las mañanas, repaso mi agenda, como todas las mañanas, intento disolver mi desazón a fuerza de ignorarla…pero sigue ahí…anudando mis nervios en la boca del estómago, provocando un ligero temblor en mis manos…
Luego recuerdo que es Domingo…día de recogimiento, de calles vacías, de tiendas cerradas, de arrastrar maletas con desgana…y me doy cuenta de que eso es lo que ocurre, que es la esencia de este día lo que se apodera de mi ánimo…como cada semana desde que tengo memoria…

viernes, 26 de octubre de 2012

Qué te podría contar hoy...

Hoy tengo ganas de arrancarte una sonrisa, pero no se me ocurre qué te podría contar... ¿Cómo lleno este folio en blanco de palabras que te hagan reír? ¿De qué rincón de mi mente rescato alguna historia divertida?
…estoy pensando…
…van acudiendo a mi memoria anécdotas que quizá podrían servir para la ocasión…sin embargo, puede que sean demasiado embarazosas para mí. Dudo que sea muy recomendable hablar de situaciones que sería mejor olvidar, como aquella vez que me dispuse a lavar el coche en uno de esos auto-lavados que funcionan con monedas, (lugares que desde aquel día evito como si fueran el mismísimo infierno, enseguida comprenderás por qué), y sin reparar en que la goma de la manguera tenía un escape, inserté la moneda en la ranura correspondiente, dispuesta a pasar una bonita tarde típicamente masculina.
Mientras la moneda iba descendiendo por el interior de la máquina, y ya con la manguera en la mano, me entretuve visualizando cómo iba a quedar mi coche de resplandeciente, “como recién sacado de fábrica”, me dije.
Cómo podría yo siquiera haber imaginado que tras el inofensivo “clinc” que se escuchó cuando la moneda llegó a su destino, la manguera iba a enloquecer como lo hizo, retorciéndose y dando latigazos, mientras yo intentaba inútilmente controlarla y me aferraba a ella sin comprender qué estaba sucediendo, por qué aquel trozo de goma me sacudía con tanta furia y me lanzaba chorros de agua a presión.
No sé cuánto tiempo estuve a merced de aquel artefacto, no sé cuánto tardé en volver a introducir aquel ser infernal en su soporte, pero no fue poco.
Por fin, una vez lo hube logrado, y consciente de que a mi alrededor se había ido formando un grupito de curiosos que, lejos de ayudarme, me observaban con curiosidad, me dispuse a salir de aquella situación lo más dignamente posible.
Sacudí absurdamente mi pantalón empapado como si apenas le hubiera caído alguna mota de polvo, me retiré de la cara el estropajo “nanas” en que se había convertido mi pelo, observé detenidamente mi coche, carraspeé y dije: - míralo, ni una gota de agua le ha caído.

martes, 23 de octubre de 2012

Quisiera...


Quisiera fundirme en los colores del otoño, quisiera ser etérea, no estar en ninguna parte, y a la vez estar en todas, observar el mundo desde arriba, desde abajo, desde dentro…
Quisiera caer con la lluvia, y volar con el viento… quisiera no tener que sonreír cuando no quiero, quisiera no tener que llorar de vez en cuando…
Quisiera respirar el campo, y llenar mis venas de mar…y que la oscuridad no me asustara…
Quisiera reventar plena de sol, y que mis sueños siempre fueran plácidos…
…quisiera ser la vida misma…

lunes, 22 de octubre de 2012

Lunes

Mañanita de niebla, pero dudo mucho que tarde de paseo. Lunes de otoño. Lunes frío. Lunes de propósitos nuevos, de régimen que empieza hoy y acabará mañana…o esta noche. Lunes de chaquetas de lana. Lunes de pies fríos. Lunes de sueño. Lunes de saludos desganados. Lunes de sonrisas que forzamos a salir y apenas asoman. Lunes de “a partir de hoy” estudiaré sin falta todos los días. Lunes de “a partir de hoy” seré constante con el deporte. Lunes de “¡cuánto falta para el viernes!”. Lunes de… “¿Por qué no me acosté anoche más temprano?”. Lunes de… “¿Ya es lunes?...”

jueves, 18 de octubre de 2012

Para mi Ángel...


He empezado a escribirte mientras espero, sentada en un banco de la estación, la llegada del tren que me conducirá, como cada día, a casa, a nuestra casa; una casa que ahora, en pleno mes de agosto, sólo habito yo, mientras tú disfrutas en el pueblo de tu mágico verano de niño de 12 años; verano que seguro guardarás para siempre entre tus mejores recuerdos de niñez limpia e inocente, niñez de juegos, de amigos, de risas…niñez que está dando paso, sin que nos demos apenas cuenta, a una adolescencia que va enviando señales cada día, avisando de su llegada.
…12 años hace ya que llegaste a mi vida…y cada día sigo preguntándome cómo pude vivir sin ti hasta ese mágico momento, cómo era posible para mí un mundo en el que tú aún no estabas…

domingo, 7 de octubre de 2012

ÉL y ella, Ella y él...


- ¿¡Te crees que no puedo vivir sin ti!? – bramó él, presa de la intensidad del momento.
- ¡Claro que puedes!- contestó ella, igualmente alterada- ¡y yo sin ti! He vivido 25 años antes de conocerte y podría vivir otros 25 sin ningún problema. No te creas tan importante.
Tras pronunciar aquellas palabras, la atmósfera dentro del coche se tornó gélida, y el silencio más pesado que el plomo. La carretera seguía desfilando ante ellos, infinita, ajena al momento que se vivía en el interior del vehículo que circulaba sobre su negro asfalto.
- Si es eso lo que sentimos…-la voz de ella sonó tan triste que parecía muerta-…quizá deberíamos dejarlo.
Él mantuvo la mirada perdida en el infinito, ni siquiera pestañeó, pero apretó con fuerza el volante hasta que el color desapareció de sus nudillos. Tragó saliva y respiró profundamente antes de replicar: - si-. Y un latigazo de amargura sacudió el corazón de ambos.
Al cabo de unos minutos, de nuevo fue ella quien tomó la palabra.
- Preferiría no decir nada en la cena. No me siento con fuerzas para afrontar la situación que se produciría si les decimos que hemos…-se detuvo antes de pronunciar unas palabras que nunca pensó que tendría que pronunciar-…roto.
- Tienes razón – respondió él sin apartar la vista de la carretera–. Disimulemos esta noche.
Una vez al año se reunían con sus amigos en uno de esos locales de moda que eran a la vez restaurante y sala de fiestas; costumbre que había acabado por convertirse en una especie de tradición, pero que aquella noche parecía que iba a terminar.
La cena transcurrió para ellos como un continuo desfilar de sonrisas forzadas, de luchas por contener las lágrimas, de miradas esquivas, de convencerse a sí mismos de que “es mejor así”, de no permitir aflorar los recuerdos de tantos momentos bonitos que habían vivido juntos, de intentar comer algo, de intentar comprender las conversaciones de sus amigos, que no parecían sino “ruido”.
- ¡A bailar! – exclamó alguien de pronto, poniéndose en pie.
- ¡No, no! – se apresuró a replicar ella, gesticulando al mismo tiempo.
Cuando vio que sus amigos la miraban extrañados, añadió– es que me duele mucho la espalda – e intentó sonreír.
Hasta aquel momento no había pensado en la segunda parte de aquella estúpida tradición, y que consistía en bailar por parejas para dar por terminada la velada.
- Yo tampoco tengo ganas…- añadió él con la voz quebrada, atrayendo hacia sí todas las miradas – este año nos lo saltamos.
Sus amigos los miraron atónitos durante unos instantes.
- Pero bueno, ¿qué os pasa hoy?
Ni siquiera sabrían decir quién pronunció esas palabras, pues a su alrededor todo era confuso, y sólo querían que aquella terrible noche terminara de una vez.
– ¡No hay excusas que valgan! – sendas manos tiraron de ellos hacia la pista de baile, y antes de darse cuenta estaban allí, uno frente al otro, y tuvieron que mirarse a los ojos de nuevo, y tuvieron que abrazarse, temblando, y sentir cada uno el calor del otro, y ella escuchó el latido precipitado del corazón de él, y él aspiró el aroma tan familiar de ella, y poco a poco dejaron de estar rígidos y se perdió cada uno entre los brazos del otro, y todo alrededor desapareció, ni siquiera la música estaba.
- No creo que pueda vivir sin ti – susurró él junto al oído de ella – no puedo…y no quiero- añadió.
Y el corazón de ella, que había dejado de latir dos horas atrás, en el coche, volvió a palpitar de nuevo, lleno de vida.

sábado, 6 de octubre de 2012


SÍ, SOY FEMINISTA
He llegado a casa y, como viene siendo una costumbre últimamente, he conectado el ordenador para que fuera arrancando tranquilamente (no le gusta que le meta prisa, y se cuelga si lo hago); mientras, yo me ponía cómoda y me refrescaba un poco.
Una vez frente al ordenador he entrado en facebook, y me he topado, nada más abrirlo, con una frase que había colgado alguien (con foto y todo), y que rezaba así: “Toda mujer merece tener un hombre que la valore, la respete y la ame”.
Bien…, si ya este tipo de afirmaciones me parecen rancias, anacrónicas y de una pobreza mental bastante preocupante, cuál no habrá sido mi sorpresa cuando los comentarios de algunos especímenes femeninos (incluyendo el de la misma persona que había colgado el post), eran del tipo: “¡¡yo tengo uno!!”, “¡¡y yo!!”; y la otra que contesta: “¡¡qué suerte tenemos!!”.
- Señoras, por favor-, he pensado mientras luchaba por contener mis náuseas, - ¿y cerebro? ¿tenemos cerebro?
¿Para qué ha servido la lucha de tanta feminista que ha dado hasta su vida para defender, y demostrar, que la mujer no es un florero, que es un ser inteligente, autónomo, un ser cuya autoestima no depende de que un señor le regale flores y bombones de cuando en cuando, que el logro de la vida no puede ser (no debe ser) amarrar, con unos documentos firmados, a otra persona?; que nuestro objetivo no puede ser otro que nuestro crecimiento personal, intelectual, nuestra independencia emocional, económica, nuestra confianza en nosotras mismas…que debemos presumir de tener inquietudes, de tener una vida…no de tener un hombre al lado, como el que logra una medalla en una competición. Que sentirse feliz no está en función de que nuestro marido nos tienda una lavadora (“mi marido me ayuda mucho, tengo mucha suerte”, oigo decir muchas más veces de las que quisiera a señoras jóvenes, como si poseyeran una joya en bruto, como si colaborar en el trabajo de la casa o en el cuidado de los hijos sea algo que haya que agradecerles a los hombres cuando se dignan hacerlo).
¡Sal a la calle y vive, chica! !Sal a la calle y respira! a ver si en el próximo post me hablas de la economía, de la situación social, de que estás escribiendo un libro, de que estudias…y si mientras tanto hay alguien por ahí que te ama, y al que amas, mejor que mejor, pero por favor, no más odas a: “he pescado un hombre…la, la, la, la, la, la…”, que vamos ya por el 2012 d. C.